viernes, 29 de abril de 2011

La deliciosa señorita Dahl





El placer de la comida es a veces inexplicable, nos pone de buen humor, nos hace sentir satisfechos, nos trae recuerdos, satisface un montón de necesidades de nuestro ser. La dicha que nos brinda no sólo proviene del deleite de comerla, sino también de la satisfacción de preparar aquel platillo para alguien especial, para la familia o los amigos o, por qué no, para uno mismo. 

Sin duda alguna el disfrutar de la comida está ligado con nuestras emociones, no sólo con aquellas que vienen después de saborearlas, sino también con las que nos motivan a cocinarlas. Si un día te sientes egoísta en la soledad de tu hogar, ¿por qué no preparte un rico postre con helado sólo para ti y disfrutarlo en la comodidad de tu sofá mientras miras el televisor? Es un lujo que estás dispuesto a darte y que nadie estará ahí para impedirlo.

La perfecta combinación entre cocina y sentimientos aparece bajo la forma de The delicious Miss Dahl. Sophie Dahl es una de esas mujeres cuasiperfectas. Todo hombre la quiere de novia, toda madre la quiere de nuera y toda mujer la quiere de amiga (aunque una que otra quiere ser igual a ella). Ex modelo (delgadísima y también de las de talla grande) y también escritora, la señorita Dahl viene de una familia talentosa dedicada a las artes. Hija del actor Julian Holloway y la escritora Tessa Dahl cuyos padres fueron el novelista Roald Dahl y la actriz Patricia Neal y con abuelos paternos igual de importantes como el actor Stanley Holloway y la actriz y bailarina Violet Lane, Sophie estaba casi destinada a una vida enfocada al cine o a las letras. Aunque esta última sí fue considerada, ella se enfocó a otra de sus pasiones: la cocina. 


En una cortísima serie de sólo seis capítulos Sophie Dahl se dedica a cocinar recetas vinculadas con algún sentimiento. Desde el almuerzo hasta la cena, Sophie cocina a solas en su hogar en Inglaterra, que recuerda a alguna bella casa de muñecas y que en ocasiones parece provenir de algún cuento para niños, mientras evoca recuerdos que viajan desde su infancia y adolescencia hasta los oídos de su audiencia para descubrir qué la llevó a acercarse al mundo culinario.



Con una conversación tan espontánea, Sophie nos guía a través de la celebración, la nostalgia, el escapismo, el egoísmo, la melancolía y el romance con recetas simplemente perfectas para la ocasión traídas de las enseñanzas de su abuela materna, uno de los personajes principales en la vida de Dahl. Ella no sólo comparte recetas, sino también experiencias, recuerdos y hasta poemas. Sophie también nos lleva a visitar aquellos lugares que marcaron su existencia. Recorridos llenos de emoción y tan significativos que uno busca evocar los propios y elevarlos al carácter sagrado, igual que lo hace Sophie.




La narrativa del programa es lo que lo hace especial al mostrar como hilo conductor de cada episodio una emoción. Sophie Dahl es la propia escritora del programa, hecho que convierte cada capítulo en una experiencia sincera que hace honor al placer, a veces culposo, que yace en la cocina.

Lizbamboo 

1 comentario:

  1. La srta Dahl logra retrotraernos a las exquisitas ilustraciones de Beatrix Potter y las dulces narraciones de Conrado Nalé Roxlo en "La escuela de las hadas". Cada una de sus deliciosos programas apuntan a rememorar nuestras mejores historias, dándoles el brillo que otorga la nostalgia. Su capítulo "platos para el romance" continua la saga que empezó el pionero "Como agua para chocolate", de otra autora al otro lado del mundo, pero que nos une en la misma definición untuosa: una perfecta mezcla de emoción e inteligencia que termina en un suspiro.

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