sábado, 9 de abril de 2011

Mi breve historia sobre el maquillaje


Nunca me he visto a mí misma como una chica en el sentido social de la palabra. Si bien de niña me ponían vestidos ampones y me adornaban el cabello con moños enormes, al crecer no me formé precisamente como una princesita. Mi propia imagen estaba lejos de verse como la de alguien que le encantaba arreglarse hasta para salir a la esquina, al contrario dado que fui muy enfermiza debía salir con el colchón a cuestas para que el aire no me moviera ni siquiera un pelito y me diera tos al día siguiente.

Conforme pasó el tiempo, me disgustaba tener que cumplir con el gusto de otros en cuanto a moda y supuesta estética se refiere. Si me va a gustar algo, que al menos sea porque lo descubrí a mi tiempo y a mi modo. Así que nunca fui tan girly como muchos hubieran querido.

Con la llegada del Internet a mi vida y con el tiempo suficiente para no tener nada más que hacer que ver videos en Youtube, comencé a interesarme bastante en los tutoriales de maquillaje: los looks inspirados en las divas del pop y algunos otros con técnicas de moda (el smokey eye y demás) empezaron a captar cada vez más mi atención. Me gustaba el empeño y la dedicación puesta en cada look. Brochas de diferentes formas y tamaños con una función distinta. Colores que contrastan y se mezclan con una intención, ya sea para darle profundidad o más tamaño al ojo... La cosa no era nada sencilla. Yo que pensaba que con remarcar el contorno de tu ojo con una línea negra era más que suficiente y resultaba que ahora todo parecía tener una técnica dependiendo del propósito que quisieras obtener. El maquillarse es todo un reto y al parecer un arte a mi modo de verlo.



Para mí el maquillaje tomó un nuevo significado. Ya no era algo frívolo, ni era cosa de querer ocultarte detrás de él. Para mí el milagro del maquillaje ya no consistía en intentar convertirte en una persona distinta, sino el de poder expresarte y, por qué no, el de divertirte creando en tu rostro como si fuera un lienzo. Se abrió ante mis ojos la oportunidad de expresar mi interior en el exterior.



Aunque aún no me he convertido en una make-up artist en el sentido profesional de la palabra, puedo decir que el maquillaje pasó a construir una nueva faceta de mí misma. Tal vez algún día cuando tenga una buena cámara fotográfica que capte los colores, pueda compartir algunos de mis looks.

Quién sabe qué pueda pasar más adelante...

Lizbamboo 

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